
Dentro de nuestra crianza se tiende a educarnos para que seamos buenas personas. Entre los modales, los valores y la moral se van construyendo las bases para ser personas de bien en el futuro. Llegamos a la adultez y seguimos con la búsqueda de ser mejores personas, personas serviciales y dedicadas a la evolución dentro de la sociedad. Llegamos a ser tan dedicados a nuestras cosas y al servicio que nos cuesta trabajo simplemente decir “no”.
Cuando se nos pide un favor, que no siempre son favores, sentimos una gran pesadez el pensar en declinar. Nos sentimos malas personas, irresponsables y hasta crueles por el simple hecho de no estar disponibles al servicio. Se ha programado en nuestra esencia que siempre tenemos que estar al servicio de otro y a ser considerados con el prójimo y accesibles a asistir a quien nos necesita. La pendejá en la cuestión es que hasta en el trabajo seguimos con este patrón.
¿Por qué sentirme mal por no querer hacerlo?
Hacer lo que realmente queremos y como lo queremos no es egoísmo, es tener prioridades. Tu prioridad debes ser tú. Eso no es egoísmo, es ser realista y ser humano. Expresar que no podemos hacer algo, que estamos ocupados o simplemente no nos da la gana es parte de nuestra libertad de expresión y de nuestra libertad de cátedra a la hora de vivir nuestras vidas. Lo sé, habrá personas que nos cuesta decir no, pero hay que aprender a hacerlo.
Nosotros tenemos agendas que incluyen otros trabajos, responsabilidades personales, gustos por el ocio y la simple decisión de no querer ayudar a esa persona. No estamos obligados a estar disponibles 24 horas ni los 7 días de la semana. Todos tenemos derecho a nuestro tiempo y nuestro tiempo nos pertenece el decidir cómo invertirlo.
Quedarnos tiempo extra en el trabajo, nos pagarán un poco extra, pero la realidad es que, si es a cuesta de tu descanso y tu salud mental, nada compensará eso. Cuando se nos asigna un horario ajustamos nuestras vidas a ese tiempo de trabajo. Realmente trabajamos porque todos tenemos necesidades que cubrir con ese dinero, pero la vida continúa, tenemos vida. Somos libres de simplemente no poder hacerlo o no querer hacerlo, tenemos muchas cosas que hacer o que no hacer. No es vagancia necesitar y querer tiempo para no hacer nada, para descansar. Recordemos que la vida es muy acelerada en estos tiempos modernos y el cuerpo necesita descanso y recargar baterías, no somos dioses.
Atender a una persona cada vez que tenga una necesidad o quiera hablar no es un requisito para la evolución y ascender al Nirvana. Esto se ajusta a nuestro tren de vida, si tienes tiempo al momento se hace y si no, sé sincero, no lo puedes hacer ahora. Somos personas ocupadas y nuestro tiempo es nuestro. Si estás ocupado, si tienes cosas que hacer o simplemente no estas de humor no tienes que verte obligado a acceder. Aprende a decir no, siempre está la posibilidad de llamar luego. A total, no es que el resto del mundo esté a tu disposición cuando lo necesitas.
Y no es que quiera ir directo, grosero o “hater”. Es que decir “no” es necesario para vivir.
Recuerda que la vida se trata de procesos y justamente aprender a decir “no” es una de ellas. Algunas personas se les hará más fácil, a otros se nos hará un proceso de aplicación constante. Decirlo te librará de responsabilidades que no te pertenecen, de trabajos excesivos y de personas tóxicas que se alimentan de tu buena energía. Estar a disposición del servicio no implica la negación al Yo. Sin ti el servicio no existirá.
Comienza por poner limitaciones a tus servicios.
Exponer los límites te mantendrán en un espacio saludable para todo y todos. Atiende llamadas en horarios preestablecidos, ayuda según tus limitaciones físicas, mentales y espirituales. Asiste de acuerdo con tus destrezas y conocimientos. Y por supuesto, según disponga tu tiempo libre para hacerlo. Cuando comiences a poner límites verás que el tiempo te será más fácil organizarlo, siempre tendrás tiempo para todas tus actividades incluyendo el descanso. Tampoco olvidemos que al poner límites reconocerás tus verdaderos amigos. Quien te aprecia de verdad respeta tus límites y tu espacio.
¿Sabes decir no o te cuesta trabajo aún? Cuéntame en los comentarios como es tu experiencia diciendo no. Comparte con aquellas personas que reconoces que necesitan aprender a decir no. Recuerda seguir el blog y dale “like” al tema.
¡Satispán!
댓글